Un anciano rema a bordo de una barca, solo en mitad de una extensión de agua. Bajo él, la casa de su infancia, devorada por el lago el-Assad, consecuencia de la construcción de la presa de Tabqa, en 1973.
Haciendo oídos sordos a los rugidos de la guerra, equipado con unas gafas y un tubo, se pone a bucear y ahí reaparece toda su vida, sus hijos antes de haber partido a la guerra, Sarah, su mujer impregnada de poesía, la cárcel, su primer amor, la sed de libertad.
«Un viejo poeta sirio lo recuerda: el conflicto y sus atrocidades, el alejamiento de los suyos. El escritor belga firma un magnífica novela que reafirma el poder de las palabras para señalar el Mal.» LE MONDE
«Consigue contar la historia reciente de Siria en un canto de angustia y amor, esta es la proeza del novelista y poeta que rinde homenaje hasta en la forma a la escritura de la resistencia.» Valérie Marin La Meslée, LE POINT
«Sin florituras, el lenguaje bien sencillo: directo al corazón. «Envejecer es convertirse en ese niño que nadie ve». Wauters llama la literatura al orden, a su papel principal, el de garante de la libertad, para sentir, para escribir.» Clémence Goubault, ACTUALITÉ
A Mariluz García siempre le suceden cosas extrañísimas, como cuando el Gran Yanyi llegó a su pueblo con la furgoneta cargada de alfombrillas mágicas, o el día en que los ladrillos de las casas de su pueblo comenzaron a desaparecer y ella desenmascaró al ladrón siguiéndolo hasta su escondite secreto, o como cuando su maestra la llevó junto a sus compañeros a visitar el Museo del Prado y se hizo amiga de la Infanta Margarita, del cuadro Las Meninas. Siempre, siempre, le suceden cosas maravillosas y vive mil aventuras, aunque a veces se meta en líos y tenga que emplear todo su ingenio para salir de ellos.
Después de Ante tus ojos (Demipage) y Tengo todo el tiempo del mundo (Demipage), François Matton nos deleita con su última entrega. Desde el mismo concepto gráfico que en Tengo todo el tiempo del mundo, François dice así:
«Hace poco encontré los diarios de mi hermano. Ignoraba absolutamente que mantuviera un diario. Empezó a escribir con regularidad desde su servicio militar en la Guyana francesa. Era joven, empecinadamente decidido a vivir al margen de nuestra sociedad que le horrorizaba. Su único deseo: dejar todo y partir a vivir sobre el agua. Con un mundo así, Mejor en el mar…».
Esta obra está estrechamente relacionada con la biografía del autor, cuya madre fue víctima de las terribles deportaciones y desplazamientos que sacudieron a Rusia y a Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.
Como miles de exiliados rusos, su madre acabó en Bélgica, en principio, una escala en su sueño de vida americano. Allí malogró un primer matrimonio del cual nació el hermano mayor de Eugène. A partir de ahí, sueños rotos, sufrimiento y enfermedad. Ella «rompió todos los puentes» con su pasado, por lo que su historia personal se convirtió en un misterio, retales de dimes y diretes mal cosidos aquí y allá.
Savitzkaya confiesa ignorar casi todo de la historia de su madre, por eso se embarca en la escritura de Mentir, una brillante y escalofriante narración donde salen a escena decepciones, incertidumbres, tristezas y finales. Ella, privada de su sueño de evasión, sugiere al narrador la imagen de una fiera enjaulada y da lugar a una historia hueca: habladurías traducidas a literatura.
Esta historia refleja la «duda fundamental» que se instala en el corazón de la modernidad literaria: el narrador-mentiroso que se contenta con hipótesis y aproximaciones, en esta ocasión, para crear esta sobrecogedora y obsesiva letanía.
Mentir fue el primer texto publicado por Savitzkaya a la edad de 22 años y es la primera vez que se publica en español con una traducción sublime.
Polo tiene 14 años y crece en el seno de una familia algo desordenada. En su opinión, su madre es «fea y paralítica», su hermana «una golfa que está mal de la cabeza» y su padre tiene una de las peores ocupaciones que puede tener un hombre: mujer de la limpieza.
Con una lucidez desconcertante, a través de palabras incendiarias, Polo expresa la pérdida de su inocencia con una espontaneidad tan insolente como legítima. Sencillamente porque su armadura de guerrero está sembrada de palabras tiernas y al mismo tiempo alegremente crudas. Este refugio textual pone de manifiesto una bella tensión entre el deseo de emancipación, de sueño de realización y un universo familiar que no inspira el éxito. Un marco trágico para una comedia inteligente. Una novela que te enganchará.
Florence Delay, de la academia de la lengua francesa nos ofrece su último libro. Mis ceniceros, en tiempos de prohibición del tabaco en lugares públicos, es un autorretrato poco frecuente por los ceniceros que la han acompañado en el transcurso de su vida.
Florence Delay sabe perfectamente todo lo incorrecto que es proclamar el vínculo que existe entre ella y el cigarrillo «son mis detectives, mis privados». Son pruebas de sus amores, de sus viajes, de los libros que ha escrito, de los autores españoles que ha traducido (Lope de Vega, Fernando de Rojas, Bergamín, Calderón de la Barca, Ramón Gómez de la Serna). Un texto emocionante, provocador, ardiente y estrafalario. Leerlo no perjudica su salud. Al contrario.
«Cuanto más miro mis ceniceros, más me miran ellos a mí.» Florence Delay
Camarón, Lola Flores, Paco Rabal, Rocío Jurado, Enrique Morente, Antonio Vega, Antonio Flores y hasta Carmen Polo de Franco fueron despedidos en la calle por miles de personas. Sus entierros coparon portadas y abrieron informativos, algunos, incluso, ganaron ese día un protagonismo que para sí hubieran deseado mientras vivían. Entre el primero y el último han transcurrido casi un cuarto de siglo y con ellos se cierra una época. Con la irrupción de Internet muchas de las despedidas se exhiben ahora en las redes sociales a modo de selfie, con la instantánea de la imagen del finado y el «nunca te olvidaré» del tuitero.
Con las crónicas de este libro, Amelia Castilla narra el movimiento de una redacción (la de El País) con las prisas, los jefes, la política, el trabajo y la vida. A través de estos ocho sepelios asistimos también a los cambios experimentados por la sociedad y por los medios de comunicación en este tiempo. Es esta una obra que repasa brillantemente la evolución de España en estos últimos treinta años a través de los acontecimientos multitudinarios que fueron estos entierros. Con la lectura de estas certeras y entretenidas páginas, además de entrar en la idiosincrasia de cada una de estas leyendas, vemos por qué despedir a nuestros ídolos populares refleja abiertamente cómo éramos y cómo somos.
Tereska Torrès (Tereska Szwarc, París, 1920) es una resistente y mujer de letras franco-norteamericana de origen judío-polaco. En junio de 1940, al producirse la invasión alemana en Francia, viaja a Inglaterra, donde se une a las fuerzas del general De Gaulle en Londres. En 1950, Tereska publica en Estados Unidos una novela autobiográfica sobre su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, Mujeres de uniforme, que cuenta la vida y los amores de cinco muchachas alistadas a las fuerzas de liberación en Londres. Se convierte rápidamente en un bestseller, se venden 4 millones de ejemplares, se traduce a 13 idiomas y Tereska se convierte en la madre de la ficción pulp erótico-lésbica. En 1952, Mujeres de uniforme es presentado por el House Select Committee on Current Pornographic Materials como ejemplo de libro que fomenta una relajación moral. Cuando The Feminist Press lo reeditó en Nueva York en 2003, la prensa lo calificó como uno de los libros que inspiró un nuevo género de escritura feminista en Estados Unidos. Sesenta años después de escribir Mujeres de uniforme, Tereska Torrès ha reescrito esta nueva versión de la novela.