Poeta en Nueva York es el título de uno de los poemarios más célebres de la literatura del siglo XX. Lo escribió Federico García Lorca (1898-1936) entre 1929 y 1930, durante su estancia en la Universidad de Columbia, así como en su siguiente viaje a Cuba, y fue publicado por primera vez en 1940, cuatro años después de su muerte.
Su manuscrito es uno de los más atribulados de la historia. Poemas sueltos aparte, publicados en revistas como Revista de Occidente, Litoral, Planas de Poesía o Revista Verso y Prosa, el primer y único borrador, compuesto por 96 páginas mecanografiadas y 26 manuscritas, fue entregado por Lorca al bueno de José Bergamín poco antes de su muerte, en 1936, con abundantes tachones y añadidos. Las dos primeras ediciones, en Editorial Séneca (México) y Editorial Norton (USA) ya generaron grandes controversias por las diferencias encontradas.
Después y hasta hoy, muchas ediciones publicadas, en nuestra humilde opinión, algunas más acertadas que otras. ¿Por qué una más? Más que un rescate, como nos gusta llamar a los editores a aquellos textos que tuvieron su gloria o no pero quedaron relegados a las estanterías especializadas o a los cajones del olvido, es una refrescante actualización. En Demipage, nos gusta mimar nuestras publicaciones, no queríamos desperdiciar la oportunidad de alegrar nuestro catálogo con un poemario mítico, legendario y que se vale por sí mismo en esta gráfica pero sobria edición que proponemos, y que sugiere estas mismas reflexiones del poeta a las nuevas generaciones.
Son tiempos de pandemia, eran tiempos de depresión, recordemos que Lorca arribó a los Estados Unidos poco antes de producirse el Crack de 1929; el país se sumergió en un ambiente de crisis económica y de miseria social. A Lorca le impactó profundamente la sociedad norteamericana y sintió desde el inicio de su estancia una profunda aversión hacia el capitalismo y la industrialización de la sociedad moderna, al tiempo que repudiaba el trato dispensado a la minoría negra. Poeta en Nueva York fue para Lorca un grito de horror, de denuncia contra la injusticia y la discriminación, contra la deshumanización de la sociedad moderna y la alienación del ser humano, al tiempo que reclamaba una nueva dimensión humana donde predominase la libertad y la justicia, el amor y la belleza.
Si la primera impresión del poeta fue favorable, mostrándose entusiasmado ante el prodigioso espectáculo neoyorquino, sus rascacielos, su vida bulliciosa, las avenidas de Manhattan, las luces de Broadway… al cabo de unas semanas Lorca visitó Harlem, tomando contacto con la realidad de las minorías étnicas norteamericanas y viendo el lado oscuro, amargo, de la sociedad estadounidense.
Con todas estas impresiones, García Lorca inició la redacción de Poeta en Nueva York, en el que reflejó de forma intimista su estado anímico, su melancolía, su sexualidad, los amores perdidos, la añoranza de la infancia pasada. Lo hizo con un estilo surrealista y con diversas voces: una «angustiada», en la que plasma su estado anímico depresivo a causa de los desengaños amorosos; otra «libertada», con la que resurgen sus ansias de vivir con plenitud la vida amorosa de su elección; y una última «solidaria», con la que expresa su pesar por el sufrimiento de los pobres y marginados, de las clases desfavorecidas.
Quizá pueda ser considerada una de las obras más importantes y relevantes de siempre, una crítica poética en un momento de cambios económicos y sociales de una magnitud única en toda la historia de la humanidad, que convirtió esta obra en una profunda reflexión y en un nexo de unión entre el modernismo y la nueva era tecnológica. Hoy, casi 100 años después nos vemos en pareja situación, construyendo el puente entre nuestra era tecnológica y…
Jean en Madrid
Hace ya muchos años, llegó a Madrid un joven diseñador procedente de París, ligero de equipaje pero cargado de sueños. De proyecto en proyecto, trazo a trazo, Jean Assémat (Montauban, 26 de mayo de1968) ha ido perfilando y dando forma a su autodidacta y peculiar andadura de grafista en Madrid. Encuentra la energía vital en la creación de sus carteles, sus fotos, el diseño de cubiertas de discos y, cómo no, en sus ilustraciones para este bello y tremendo Poema para nuestros muertos que siguen pidiendo protección a la luna.
En esta edición, los títulos de los poemas de Lorca se alzan como rascacielos huecos, suenan a metrópoli deshumanizada, saben a capital dentada y a humanidad confinada. Tinta negra sobre fondo blanco, rascacielos sobre cielo desierto, arañazos o trazos de un pulso herido del Siglo XXI que nos proyectan de lleno en el corazón de Poeta en Nueva York.