Basilio Martí, José María Granados, David Villanueva y Amelia Castilla.
PRESENTACIÓN DE ¿Y SI PONGO UNA PALABRA?, DE ANTONIO VEGA, ÚLTIMA PUBLICACIÓN DE DEMIPAGE
NI TRISTE NI SOLITARIO
Amigos y seguidores de Antonio Vega se han dado cita esta tarde en la Feria del Libro para ofrecer un homenaje, organizado por el diario El País, al músico y poeta fallecido el pasado 12 de mayo en un acto moderado por la periodista Amelia Castilla. José María Granados, Miguel Ríos, Basilio Martí y David Villanueva han recordado al líder de Nacha Pop a través de anécdotas y las letras de sus canciones.
Madrid, 10 de junio de 2009
“Nacimos con tres días de diferencia y empezamos a tocar en la misma época”, ha relatado Granados. El vocalista del grupo Mamá –que junto con Nacha Pop y Los Secretos formó lo que Castilla ha llamado “la Trinidad del pop español”– ha señalado que las letras de Vega fueron sin duda una gran influencia en sus propias canciones: “Antonio fue un gran creador de imágenes poéticas, con letras que albergaban buena parte de sus fantasmas. Nadie antes había cantado en castellano de aquella manera». Granados compartió aquella época dorada, “la de la nueva ola o la Movida”, de la que recuerda la “gran energía” que el cantante desplegaba en sus actuaciones en directo.
Amigo de la adolescencia, David Villanueva, responsable de la editorial Demipage, compartió con Antonio Vega correrías en el mismo barrio. La amistad se prolongó a través de los años. Ambos ultimaban un libro basado en poemas del primero cuando lo sorprendió la muerte. ¿Y si pongo una palabra?, que recopila la obra más emblemática del artista, es el resultado de aquella colaboración. Como señala en el prólogo el escritor Benjamín Prado, aunque escribir es contar mentiras “Antonio escribía tan bien que todo lo que decía parecía verdad”. Villanueva ha señalado que las metáforas de Antonio llaman la atención “por su sobriedad”. Las distintas influencias en la obra de Vega, “que van desde su obsesión por la física a lo imaginario o los viajes”, y su capacidad de trasgresión, “por voluntad o por esencia”, lo ponen a la altura de “Brel, Dylan o Vian”.
Junto al guitarrista Joe D’Amico el músico Basilio Martí acompañó a Antonio Vega con sus teclados desde 1991, año en que se conocieron por casualidad en el mítico Pentagrama, cuando ya Nacha Pop se había disuelto. “Tenía una gran capacidad de improvisación y entré a formar parte de su banda enseguida”, ha dicho. Martí ha desmontado el mito del chico triste y solitario. “Era el alma de la fiesta, un cuentachistes de primera, y siempre estaba rodeado de gente. Siempre se apuntaba a todo”, ha señalado.
Miguel Ríos, por su parte, ha contado que lo conocía desde que empezó su carrera musical. Para Ríos, “era un ser único, estaba señalado por un no sé qué, que probablemente era su talento. En su aparente fragilidad, tenía una capacidad de aprendizaje enorme”. También ha destacado que siempre mantuvo intacta su voz, cuando con la edad “empiezas a bajar el tono de las canciones hasta que te conviertes en una artista underground”. El cantante granadino ha confesado que tuvo con él un poco el rol de hermano mayor, y hasta alguna vez “tuve la tentación de darle un consejo”. Miguel Ríos se ha sorprendido de que le “resultara raro hablar de Antonio Vega en pasado. A veces los buenos se van demasiado pronto, y Antonio era imprescindible para nosotros”.
Todos han coincidido en describir a Antonio Vega como un guitarrista de grandísimo talento, además de, por supuesto, excelente cantante, letrista y compositor. También era genial versionando a otros: “El romance de Curro El Palmo, de Serrat, o La Tarara cantadas por Antonio eran maravillosas”, ha destacado Villanueva.
Miguel Ríos ha contado que en el concierto aniversario de los 40 principales era el artista con quien todos los músicos querían compartir escenario, y Villanueva y Martí han recordado que antes de morir estaba más activo que nunca, ensayando con sus músicos su amplísimo repertorio continuamente y preparando un disco de temas inéditos.
Un amigo del público, profesor de matemáticas, ha querido dar a conocer la faceta altruista y solidaria de Antonio contando que colaboró con su ONG con un disco por el que no cobró nada y cuyos derechos cedió, para que se construyera una escuela en la selva de Nicaragua. También ha contado que “era el único músico con el que se podía hablar de derivadas. Todos éramos fans de Antonio, pero él era fan de los científicos”.
Palmira Márquez
Belén Barroeta
Mercedes Boned
Gabinete de Prensa
Feria del Libro de Madrid